Un aire fresco y embriagador invade mis pulmones,el sonido de las olas me punza en los oídos y una ligera espuma moja las puntas de mis pies.Ahí está,grandiosa y calma,la playa.
Esa playa que me vio nacer,jugar,reir...¡hasta llorar!,esa playa que es el baúl de los recuerdos de una infancia olvidada,y la caja de música de una adolescencia inevitable,pero no se mueve,sigue ahí y seguirá por mucho tiempo.
Paseando por su orilla poco a poco los pies se hunden en la arena como si pretendieran esconder algo,y la arena te los arropa;miles,millones de piedras de mil colores y formas aparecen ante tus ojos y esa inmensidad hace que te sientas insignificante,como uno más de los infinitos granos que forman la playa.
La playa,mi playa,evoca sentimientos,vivencias,no es como cualquier otra,sino que es especial.
Por ella han pasado millones de personas,cada verano se ve un poco más deteriorada,el paso del tiempo y de las personas se deja notar en su agua y en su arena,pero siempre dará la misma sensación de calor y de cariño,y se que siempre estará ahí,esperándome a mí o a quien quiera visitarla,para hacernos un poquito más felices por un día.
Tania Santos López.
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